Axioma de actitud # 2:
Nuestra actitud determina nuestra
relación con la gente
La Regla de Oro dice: «Así que,
todas las cosas que queráis que los
hombres hagan con vosotros, así
también haced vosotros con ellos;
porque esto es la ley y los profetas»
( Mateo 7.12 ). Este axioma alcanza
su mayor significado cuando, como
cristianos, nos damos cuenta que
el ministerio efectivo a los demás se basa en la relación. El modelo de ministerio (como lo entiendo) se capta mejor en Juan 13 .
Cristo y sus discípulos están reunidos en el aposento alto.
Juan 10.3–5 nos da una muestra de este liderazgo de relación:
1. Relación hasta el punto del reconocimiento instantáneo (Él llama
    a sus ovejas por su nombre);
2. Relación establecida sobre la base de la confianza (Sus ovejas
    oyen su voz y vienen a Él);
3. Liderazgo demostrado con el ejemplo (Él va adelante y ellas lo
    siguen). Sin embargo, establecer tal relación es difícil. La gente
    es chistosa: quieren un asiento en la parte delantera del bus,
    en la parte trasera de la iglesia y en medio de la carretera.

Dígale a un hombre que hay 300 billones de estrellas y le creerá, pero dígale al mismo hombre que una banca está recién pintada, y tiene que tocarla para asegurarse. El Stanford Research Institute dice que el dinero que usted gana en cualquier empresa está determinado únicamente por el 12, 5% del conocimiento y el 87, 5% de su habilidad para tratar con la gente.

   87,5% conocimiento de la gente
+ 12,5% conocimiento del producto
  100 % = Éxito

Por eso Teddy Roosevelt dijo: «El ingrediente más importante en la fórmula del éxito es saber cómo trabajar con gente». «Pagaría más por la habilidad de tratar con la gente que por cualquier otra habilidad bajo el sol», afirmóJohn D. Rockefeller. Cuando le preguntaron a J. Paul Getty cuál era la cualidad más importante de un ejecutivo con éxito, replicó: «No importa cuánto conocimiento o experiencia posea un ejecutivo; si no puede lograr resultados con la gente, es inútil como ejecutivo». Cuando la actitud que poseamos coloque a los otros primero y veamos a las personas como algo importante, entonces nuestra perspectiva reflejará su punto de vista, no el nuestro. Hasta que no nos pongamos en el lugar de la otra persona y veamos la vida a través de otros ojos, seremos como el hombre que saltó enojado de su automóvil después de un choque con otro. «¿Por qué ustedes las personas no miran por donde manejan?», vociferó. «¡El suyo es el cuarto auto que he chocado este día!» Hace unos años manejaba por el sur y me detuve en una estación de servicio para poner gasolina. Era un día lluvioso, pero los empleados de la gasolinera trataban de atender a los clientes con eficiencia. Me impresionó este tratamiento de primera clase y entendí la razón cuando leí el rótulo en la puerta principal:

POR QUÉ SE PIERDEN CLIENTES
1% Se mueren
3% Se mudan
5% Consiguen otros amigos
9% Por razones competitivas (precio)
14% No están satisfechos con el producto
68% ¡Por la actitud de indiferencia de algunos empleados!

Aplicación de actitud:
Tarea: Durante una semana trate a toda persona que conozca, sin excepción, como la más importante sobre la tierra. Descubrirá que ella le trata a usted de la misma manera.
 


Axioma de Actitud # 3:

Casi siempre nuestra actitud es la única
diferencia que hay entre 

el éxito y el fracaso

Los más grandes logros de la historia han sido alcanzados por hombres que apenas
superaron en excelencia a los demás en sus respectivos campos.
Esto es lo que se llama el principio del margen ligero. Muchas veces esa ligera 
diferencia es la actitud. La ex primer ministro israelí Golda Meir enfatizó esta verdad en 
una de sus entrevistas. Dijo: «Todo mi país tiene su espíritu. No tenemos dólares petroleros.

No tenemos minas ni grandes riquezas en el subsuelo. No tenemos el apoyo de la opinión 
pública mundial que nos vea favorablemente.


Ciertamente la aptitud es importante para nuestro éxito en la vida. Sin embargo, el éxito 
o el fracaso en cualquier empresa es causado más por la actitud mental que por simples capacidades.


Como padre, quisiera que mis hijos tuvieran excelentes mentes y destacadas actitudes. 
Pero si tuviera que decidir, escogería sin vacilación las actitudes destacadas.






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